Reescribiendo el canon: ¿Un nuevo auge del cine local gracias a los aranceles culturales?



Hace poco se viralizó un video de Carolyn Levitt, portavoz de la presidencia de EEUU, donde expuso algo que ha levantado muchas cejas: ponerle aranceles (impuestos extra) a las películas y series que no estén hechas en Estados Unidos, la idea ya está provocando muchas preguntas.


Una de ellas es la siguiente:


¿Podría esta medida abrir la puerta a una nueva época dorada del cine Mexicano? O también en otros países?


La pregunta puede sonar exagerada, pero si miramos la historia con atención, hay razones para creer que sí.


Cuando Hollywood paró… México brilló



Durante la Segunda Guerra Mundial, Hollywood —la gran fábrica de entretenimiento estadounidense— tuvo que enfocar gran parte de sus recursos en apoyar la guerra. Esto hizo que dejara de exportar películas por un tiempo, dejando un vacío que otros países aprovecharon.


Uno de esos países fue México. Con talento, estudios de cine ya funcionando, y un fuerte impulso del Estado, México vivió su “Época de Oro del cine” entre los años 40 y 50. Películas como María Candelaria, Nosotros los pobres o Enamorada se volvieron iconos nacionales e internacionales. El público latinoamericano, que antes veía películas “americanas”, ahora veía historias propias, habladas en español, con paisajes conocidos y personajes cercanos.



¿Puede volver a pasar algo así?



Hoy no estamos en guerra, pero sí hay señales de un cambio en el poder cultural global. EEUU sigue siendo muy fuerte, pero no tiene el control absoluto de antes. Y si llega a imponer aranceles a películas extranjeras, como comenta Levitt, eso podría hacer más difícil que veamos cine hecho fuera de sus fronteras.


Paradójicamente, eso podría motivar a otros países a producir más cine propio. Y esta vez, hay algo que no existía en los años 40: Internet, redes sociales, plataformas de streaming y herramientas de inteligencia artificial.


¿Qué ha cambiado hoy?



  1. El streaming abre puertas.
    Series como La Casa de Papel (España), El Juego del Calamar (Corea del Sur), Dark (Alemania) o Narcos (Colombia) han demostrado que el idioma ya no es una barrera. La gente está dispuesta a leer subtítulos o escuchar doblajes si la historia es buena.
  2. La inteligencia artificial facilita el acceso.
    Hoy es mucho más fácil y barato doblar una película a varios idiomas, subtitularla e incluso hacerla sonar más natural con voces artificiales. Esto permite que historias locales lleguen a audiencias globales sin necesidad de grandes presupuestos.
  3. La gente ya no quiere ver lo mismo.
    Muchas personas, sobre todo jóvenes, están cansadas de las mismas historias de Hollywood. Buscan nuevas culturas, otras formas de ver el mundo, personajes distintos, escenarios que no se vean siempre iguales. Eso ya está pasando en TikTok, YouTube, Spotify, y también en el cine y las series.
  4. El algoritmo está cambiando…
    Es cierto que los algoritmos (los que te recomiendan qué ver en Netflix, TikTok o YouTube) siguen favoreciendo el contenido hecho en EE.UU., pero cada vez hay más usuarios que se dan cuenta de eso y buscan cosas distintas. Incluso han surgido movimientos para “reprogramar” el algoritmo y ver más contenido de otros países.


¿Y qué tipo de historias podrían funcionar globalmente?



Aquí hay un gran potencial que aún está poco explotado:


  • Mitologías locales contadas con estilo moderno. Como Marvel lo hizo con Thor, ¿por qué no hacer lo mismo con Quetzalcóatl, los dioses africanos, los espíritus andinos o los cuentos maoríes?
  • Historias reales que nunca se han contado bien. Genocidios, dictaduras, migraciones, traumas colectivos contados desde quienes los vivieron, no desde fuera.
  • Películas sobre salud mental y emociones. Lo que Pixar hizo con Intensamente o Red o lo que hicieron con Flow



¿Estamos listos para contar nuestras propias historias?



Si Estados Unidos empieza a cerrarse culturalmente con políticas de aranceles, el resto del mundo tiene la oportunidad de levantarse narrativamente. Ya no necesitamos pedir permiso para contar lo que somos. Ya no necesitamos copiar estilos ajenos. Solo necesitamos mirarnos con honestidad, contar lo nuestro, y mostrarle al mundo lo que nadie más puede contar por nosotros.


La historia ya nos lo enseñó:


Cuando el centro se calla, los márgenes pueden cantar.


Esta vez, con más potencia, más medios… y más oídos dispuestos a escuchar.




Fuentes consultadas:


  • Hershfield, Joanne (1996). Mexican Cinema/Mexican Woman, 1940–1950. University of Arizona Press.
  • Shaw, Deborah (2013). Contemporary Latin American Cinema: Ten Key Films.
  • The Guardian (2021). “Non-English-language shows are Netflix’s biggest global hits”.
  • Ricoeur, Paul (2004). La memoria, la historia, el olvido.
  • Statista (2024). Ranking global de las series más vistas de Netflix en idioma no inglés.


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